Navegando en la escena musical tapatía: conversaciones con Nirl Cano
Por Nat Stettner
Guadalajara, Jalisco, México. Octubre del 2023
Hace unos días tuvimos la oportunidad de charlar con Nirl Cano, músico multiinstrumentista, productor y compositor oriundo de Guadalajara, Jalisco. Nirl es una figura bastante destacada dentro de la escena musical tapatía, ya que desde temprana edad ha incursionado en diversas tradiciones musicales, y ha participado también en un sinfín de proyectos y presentaciones tanto en México como a nivel internacional. Entre estos proyectos destacan Ampersan (una de las propuestas musicales mexicanas más interesantes de la actualidad, a mi parecer), así como Nirl Cano Trío, su proyecto original de Etno-Jazz. Además, Nirl ha compuesto música original para múltiples cortometrajes, largometrajes, obras de teatro y presentaciones de danza.
Nirl se encuentra actualmente a la cabeza de Huehue Estudio, un icónico estudio de grabación fundado por el etnomusicólogo, investigador y compositor Ernesto Cano Lomelí, padre de Nirl. Este estudio recibe a muchos de los proyectos más prominentes de la escena musical tapatía; ha sido también la incubadora de incontables proyectos de música tradicional, y es además el refugio de muchos músicos y artistas de diversas latitudes del mundo a su paso por esta ciudad.
En esta entrevista hablamos acerca de la industria musical tapatía, de los retos a los que se enfrentan los músicos de esta ciudad, y de la importancia de crear y fortalecer los puentes de colaboración entre artistas y sus comunidades, así como del difícil equilibrio entre la creación artística y su dimensión comercial.
_______
Nirl, bienvenido. Qué gusto tenerte por aquí. Por favor cuéntanos más acerca de lo que haces.
Gracias, Nat. Yo encantado de ser parte de estas pláticas, gracias por la invitación. Pues últimamente me he dedicado sobre todo a la composición y a la producción, y tengo también mi proyecto de jazz, influenciado y basado en la música tradicional mexicana. En dicho proyecto toco el requinto, el piano, y también canto. Y bueno, también hago música para cine, y algunos proyectos en colaboración con otros artistas de la ciudad y del país.
Y también estás a cargo de Huehue Studio, que es un estudio muy representativo aquí en Guadalajara con una trayectoria bastante larga, el cuál inició tu papá. ¿Nos podrías hablar más acerca de Huehue?
Sí, claro. Efectivamente, el estudio ya tiene más de 30 años de haber sido fundado. Mi papá estuvo durante muchos años trabajando y produciendo ahí, y hace aproximadamente 5 años entré yo, ahora sí que metiendo mis ideas y generando nuevas conexiones con otros músicos, además de remodelando el espacio y en general tratando de seguir dándole vida.
¿Y cómo fue que te empezaste a meter en esto de la producción?
Pues creo que ha sido un camino impulsado por inercia, ya que siempre he estado buscando llevar mi música a otros niveles de profesionalismo, de producción. En esa búsqueda por el sonido propio uno se encuentra con que también es determinante tener esa experiencia del estudio: buscar esos sonidos que quieres captar mediante los instrumentos, la música, y todo lo que conlleva una producción musical: interpretación, conocer los instrumentos, el equipo que se usa, etc. Entonces, todo eso te va acercando a conocer mejor el sonido al que quieres llegar.
Y bueno, por el lado de mi familia siempre tuve esa experiencia de ver cómo se trabajaba en un estudio, cómo se colocaban los micrófonos, cómo eran las relaciones y la comunicación con los músicos, etc. Entonces, por una parte fue muy natural. Y después, la propia inercia por querer buscar ese sonido me llevó a investigar más al respecto; a hacer mis propias pruebas de grabación, y a empezar a producir poco a poco mi música.
Y eso a ti como músico te brinda la oportunidad de tener un control total sobre tu sonido y sobre lo que quieres lograr y transmitir con tu música.
Sí, es un camino a veces un tanto complicado, ya que muchas veces no existe un camino claro para lograr el sonido que tú quieres, y esto requiere de mucha exploración. Entonces, uno también se tiene que convencer de lo que está haciendo. Y es todo un proceso, ya que con los años te vas dando cuenta de que el responsable de esa creación eres tú mismo, y pues tienes que hacerte de esas herramientas.
Huehue Estudio en diciembre del 2022.
Tú creciste en una familia de músicos, y desde chico has estado absorbiendo todo eso. Tu papá es etnomusicólogo. ¿Cómo fue para ti el proceso de acercamiento a la música, y a qué edad empezaste a tomar clases formales de instrumento?
Pues yo empecé muy niño. Tuve mis primeras clases de violín a los 7 años con un maestro ruso llamado Konstantin Ziumbilov, y también tuve algunas clases de piano a esa edad. Obviamente este proceso también se dio desde el núcleo familiar: en aquel entonces el estudio estaba en nuestra casa, así que siempre hubo a mi alrededor instrumentos y mucha influencia de músicas tradicionales y de distintos géneros. Y claro, también estuvo presente la vena de investigación de mi papá, en torno a mucha música tradicional de México.
Todas esas experiencias nos han formado bastante a mi hermana y a mí, nos han enseñado a respetar las tradiciones. Eso nos orilla a realizar un trabajo de investigación antes de entrar al estudio: a ir a los lugares de donde proviene la música a conocer su cultura, no solamente empezar a mezclar ignorando la raíz de donde esta proviene. Esto para nosotros es algo muy importante, ya que es parte del respeto que le damos a otros creadores y a otras culturas, y es lo que intentamos comunicar siempre con nuestro trabajo.
Algo que se me hace muy valioso de Huehue es que ustedes siempre han abierto sus puertas a otras propuestas musicales, ya sea en torno a la música tradicional o a distintas culturas musicales de diversas latitudes, lo cual contrasta bastante con las tendencias actuales del resto la industria, la cuál privilegia a los géneros más comerciales. Pero tú trabajas con muchos proyectos poco ortodoxos, musicalmente hablando.
Pues sí, es parte de esa inercia del trabajo que ha hecho mi padre, y también de mi propio interés por preservar la línea que hemos estado siguiendo. Nuestra atención se dirige hacia los valores que van siempre implícitos en la música, más allá de lo que sucede en la industria musical. Nos interesa de la música su parte social: la perspectiva de la investigación, de la academia, de la tradición. Entonces, el tener esas ventanas abiertas te pone en una dimensión mucho más amplia, mucho más profunda, que va más allá de los escenarios y que se conecta con la creación, con la comunicación y con tener un rol dentro de tu comunidad.
Tú vives la música desde muchas dimensiones: obviamente desde lo laboral, pero también desde lo familiar, desde la expresión personal, lo comunitario, en torno a la identidad cultural, a la dimensión espiritual de la música, etc. ¿Cómo logras conciliar todas estas dimensiones para encontrar un equilibro entre todo lo anteriormente mencionado, sin sacrificar las cuestiones prácticas que te permiten asegurarte un sustento (o viceversa)?
Creo que siempre está ese lado que te permite conectar de una manera muy horizontal con todas las demás actividades que pudieran haber. Es una lógica de intercambio de energía que podemos llevar a cabo con cualquier otra persona. Uno siempre necesita del trabajo del otro, y en este caso, también la gente necesita de la música. Entonces, ahí se empieza a dar ese lado muy práctico y funcional, pero también están todas las demás inquietudes que siento que se relacionan más con la parte más sensible humana, que es la parte creativa y lo que uno desea comunicar.
En torno a ciertos aspectos de la industria musical, siento que la creación artística y la dimensión comercial son dos mundos muy diferentes, aunque ambos son muy necesarios. Por ejemplo, del marketing depende la comunicación para llegar a las personas. Sin embargo, no existe una comunicación de regreso. A los artistas se nos exige mucho crear contenido y mejorar las formas de comunicación, pero creo que hay poca reflexión a la inversa. El marketing necesita aprender de los artistas y también adaptarse a nosotros y a los procesos que tenemos como creadores, ya que la conexión que tenemos con la parte creativa y más sensible muchas veces queda cuarteada por la agresividad que el mercado y el comercio tienen. Siento que le vendría bien a toda la industria hacer un diálogo más equitativo entre esas dos partes.
Entonces, creo que mi labor en torno a esa cuestión radica en entender esas dos partes e ir atando cabos de cosas que a mí me funcionan y de la manera en la que me relaciono, y tratar no sólo de yo quedarme eso, sino también empezar a compartirlo y a comunicarlo, ya que creo que de esa forma se empiezan a desatar nudos sobre las formas de trabajar y de ver las cosas. Para mí eso implica una parte de responsabilidad y otra parte de mucho aprendizaje, y eso es siempre un equilibrio delicado.
Siento que navegas bien entre esas polaridades. Te mantienes firme a tu esencia, a lo que para ti es importante.
Sí, justo creo que ahí reside dónde a veces uno puede perder el piso o no estar bien parado en relación a su trabajo. Hay que tener claro qué es importante para ti comunicar como artista. Creo que cada quién al final va encontrando su espacio y el lugar donde se siente cómodo, donde se siente más auténtico.
Hace unos días hablábamos acerca del fandango jarocho, por ejemplo, que es una fiesta comunitaria que funge muchas funciones: desde celebración, cortejo, rituales funerarios… Todos estos rituales que nos acompañan durante procesos muy importantes de nuestras vidas y que son el pegamento de muchas comunidades, y que, sin embargo, casi nunca se ven reflejados en lo mainstream. Siento que esto se debe en parte a que, bajo este paradigma, es muy difícil para los músicos el mantenerse fieles a lo que quieren transmitir, a sus ideas y a su música, porque está también siempre presente otra cuestión muy importante: el cómo vas a sobrevivir.
Sí, definitivamente la visión desde la industria es muy sometedora. Te obliga a tener una estructura determinada, y a pensar en todas esas áreas en torno a la música que permiten que ésta llegue a otras personas. Esto implica mucho trabajo, mucho esfuerzo y mucha organización, y ciertamente esto es algo que empezó a suceder desde que la música fue considerada un producto, ya que desde otras perspectivas la música siempre estuvo ligada a ceremonias, a rituales, a cuestiones divinas, a la salud, y a procesos muy internos del ser humano.
Entonces sí, al producir música desde una ciudad siempre vas a estar en ese punto medio donde hay que balancear las cosas, pero creo que es importante que como músicos o artistas no nos dejemos llevar por esa marea, sino que también mantengamos esa esencia, esas convicciones, esos valores propios. Porque sí, el arte y la música definitivamente tienen mucha influencia sobre el devenir de cualquier cuestión social.
Pienso que esa perspectiva de la música a través de lo comunitario es algo que llevas al estudio y a las dinámicas que ahí se generan, y eso se ve reflejado en todo lo que de ahí sale.
Sí, pues esto consiste en compartir la visión que nosotros tenemos, en abrirla hacia aquellas personas que quieran conectar y que se identifiquen con ella. Siempre estamos abiertos a que la gente llegue, conozca el espacio y se entere de lo que hacemos, para abrir así puentes de colaboración. Es muy rico recibir a otras personas y retroalimentarse de ello, y que así se puedan generar proyectos de trabajo, de colaboraciones y de creación.
Nirl trabajando en el estudio con el artista xalapeño Pablo Emiliano.
Tú creciste en Guadalajara, donde llevas ya rato establecido, pero también has vivido en otros lados: viviste un tiempo en Alemania, y también en Ciudad de México. ¿Cuál es tu opinión acerca de la escena musical en Guadalajara?
Pues para empezar, hay mucha diversidad musical en esta ciudad, tanto de propuestas como de talento, formas de trabajo, formas de relacionarse, etc. Yo creo que Guadalajara ofrece muchas formas para aprender y compartir junto a distintos proyectos. Quizás pensaría que nos hace falta mayor comunicación entre los distintos gremios de las artes: mayor comunicación entre músicos, cineastas, artistas, bailarines… Y más intercambio entre disciplinas, más colaboraciones.
Creo que hay mucho que aprender de otras disciplinas; podríamos conocer distintas formas de trabajar, de qué trata la otra disciplina, aprender sobre sus procesos como profesionistas, etc. Yo he aprendido mucho del teatro, por ejemplo. Para mí son personas superdisciplinadas y superformales con su trabajo. En cambio, la música para mí ha sido una experiencia totalmente contraria, ya que suele haber mucha más dispersión y mayor pérdida de tiempo. Creo que en todas las ciudades va a haber algo de eso, pero en general todos aquí estamos intentando llegar a nuevos niveles en nuestra propia profesión, así que necesitamos nutrirnos de las visiones de todos.
Claro, y al final del día es una ciudad que ofrece muchísimo. Es una ciudad muy grande con mucha influencia internacional, pero que al mismo tiempo conserva un sentido de comunidad, cosa que quizás no se siente de la misma forma en otras ciudades como Ciudad de México, por ejemplo. Aunque también aquí nos enfrentamos a otros retos, como la escasa oferta de foros que hay en la ciudad.
Sí, lo siento también, y creo que también tuvo mucho que ver la pandemia en eso: antes había foros que estaban funcionando bien y que de pronto desaparecieron, y en esta nueva etapa han surgido algunos nuevos, pero como que no han tenido tanta fuerza, o no han encontrado tanta apertura a propuestas distintas. Siempre me pesó bastante el que no hubiera espacios donde se pudiera escuchar música con completa atención, por ejemplo. Hay espacios donde sí, existe un ambiente más recreativo y más social, pero muchas veces eso en algunas músicas termina por no encajar, por no ser apreciado. Estaría bien tener más diversidad de espacios para distintos tipos de música, espacios accesibles para todos.
También necesitamos mayor difusión, para realmente enterarnos de todo lo que hay, de todo lo que está sucediendo. Siento que Guadalajara sí es una ciudad muy rica y muy vasta en géneros, con muchos músicos y personas muy talentosas que valen la pena promover y escuchar. Y por otro lado, aquí no se tiene tanto la costumbre de pagar por un boleto para algún concierto o para alguna presentación artística. No está tan arraigada esa cultura, esa conciencia. Tenemos que apoyar nuestras artes y a nuestros artistas. Muchas veces la gente va a ver a artistas que vienen de fuera, pero existe poca conciencia acerca de consumir lo que se genera aquí. Es como con los productos de alimentos o con otras cosas: si consumes local vas a favorecer al crecimiento y desarrollo de los locales. Con la música pasa exactamente lo mismo.
Es complicado también aportarles todo lo necesario a los músicos, como el brindarles un pago digno y todas las herramientas que necesitan para que puedan trabajar de una forma adecuada sin tener que preocuparse por cosas que no les corresponden. Siento que es difícil mantener un balance entre eso y el poder mantener los costos bajos para que la música siga siendo accesible para todos; que no esté solamente al alcance de un sector privilegiado.
Sí, creo que definitivamente falta muchísimo apoyo por parte del gobierno y de las instituciones para que haya más actividades gratuitas en torno a la difusión de la cultura y de las artes. Necesitamos más festivales y más espacios donde se hagan ciclos de distintas vertientes musicales y artísticas. Mientras tanto, las personas que hemos abierto espacios para que esas cosas se lleven a cabo nos estamos partiendo el lomo. Estos espacios (casas, estudios, foros, etc.) funcionan en formatos pequeños, pero jamás tendrán el impacto que tendrían si existiera un apoyo que los respalde, como lo vemos en otros países donde sí existen espacios y apoyos significativos para la cultura.
Claro. Pero bueno, siento que eso es algo que se vive a nivel nacional; no solo con la música, sino en muchos aspectos. Es algo que está muy arraigado en la cultura mexicana: el no confiar en las instituciones. Todos hemos tenido experiencias muy decepcionantes en torno a la salud, la educación, seguridad… Bueno, prácticamente en cualquier aspecto, desafortunadamente. Pero también pienso que justamente eso nos ha impulsado hacia la autogestión de espacios y de propuestas, aunque obviamente es complicado.
Sí, exacto. De pronto uno puede hacer propuestas, crear festivales o hacer eventos de mayor formato, pero aún así siguen siendo muy escasos, y justo esa parte nos lleva a ser autogestores de nuestros proyectos. Pero también nosotros tenemos que visualizar otras posibilidades, porque hay otras instituciones, como la iniciativa privada. Hay más lugares de dónde valerse para hacer crecer estos movimientos, y creo que también a nosotros como artistas nos corresponde ver esas otras opciones e intentar nuevas cosas.
De pronto es complicado porque tenemos la pasión, las ideas y las ganas de crear, pero luego nos quedamos ahí sin saber cómo poner las cosas en marcha, ya que no contamos con una guía, con una idea clara de cómo llevar a cabo nuestros proyectos. Nos faltan herramientas, como esto que mencionas acerca de saber cómo buscar recursos en otros sectores. Claro que es muy rica la autogestión por la cuestión comunitaria y por los vínculos que en ella se generan, pero de pronto sí llega a ser algo de mucha prueba y error, y pues esto conlleva a que sea un proceso torpe.
Sí, justo ahí también podrían abonar mucho las instituciones, universidades y personas con más experiencia, para organizar, por ejemplo, clínicas o talleres de producción de espectáculos. Como que estamos muy desaprovechados muchos profesionistas en ese rubro, nos hace falta mucho intercambio de información.
Y es una cosa extraña, porque puedes llegar a acercarte a una institución o a un foro, y te dirán “Ah, no, es que no estás listo. No tienes esto, no tienes aquello”, pero nadie te dice cómo hacerlo. Entonces te encuentras ahí en un limbo muy extraño, donde quieres ser parte de y quieres profesionalizarte, pero las personas muchas veces no están dispuestas a enseñarte. Creo que ahí es donde faltarían esos intermediarios o incluso una organización, quizás entre los mismos artistas y la propia comunidad, para generar espacios donde también los nuevos proyectos se puedan profesionalizar, y que podamos estar conviviendo y trabajando más y en un nivel más sofisticado.
Claro. Oye, Nirl, ¿y tú ahorita en qué estás trabajando? ¿Qué proyectos tienes?
Pues estoy haciendo la música de un cortometraje, estoy produciendo algunos sencillos con algunos artistas de aquí de la ciudad, estoy en planes de grabar mi disco con mi trío, mi proyecto que tengo de Etno-Jazz, y pues lo del estudio, Huehue Estudio. Seguimos ahí organizando, preparando cosas y mejorando las instalaciones, entonces ahí siempre hay mucho trabajo.
¿Y qué sigue para ti y para el estudio? ¿Qué planes tienes a futuro?
Pues bueno, para mí, seguir avanzando con mi proyecto como compositor y con mi trío. Tengo mucha música por producir, mucho que componer, siempre. Creo que una de las cosas que más me gusta hacer es componer, estar solo con el piano creando nuevas cosas, grabando nuevo material. Creo que me gustaría tener más tiempo para eso. De pronto los proyectos de colaboración me llegan a absorber mucho, y empiezo a dejar un poco de lado mis planes. Pero bueno, esa es una cosa que quiero hacer ahora, el tratar de enfocarme más en mis proyectos.
Y pues con el estudio, seguir conectando con otros artistas. Viene una artista que ahora reside en Ámsterdam, pero que es de Veracruz: se llama Fuensanta. La vamos a estar recibiendo en noviembre. Y pues cada cierto tiempo estamos programando algunos conciertos y residencias, eso sería también lo que viene a futuro.
¡Qué chido! Y en cuanto a musicalidad, ¿hay algo que planeas explorar más a fondo en el futuro? ¿Algún género en el que te quisieras adentrar?
Sí, pues hay muchas cosas, creo que en la música nunca se me acaban las inquietudes. Me gustaría explorar más la fusión de instrumentos tradicionales con la electrónica, por ejemplo.
Que ya lo haces, ¿no?
Sí, pero me gustaría hacerlo todavía más a fondo, hacia el lado de la electrónica e investigando más acerca de ese tema. Me gustaría también sacar algunos proyectos de música formal, “música académica” o “música clásica”, como popularmente se conoce, como obras, sonatas, cuartetos y piezas de música para ensambles de cámaras. Ese tipo de música. Y en cuanto a exploraciones en lo musical, eso es algo de lo que siempre tengo muchísimo.
¿Cualquier otra cosa que nos quieras compartir?
No, pues nada, solamente agradecer la invitación y la apertura para hablar acerca de estos temas, que siempre hacen falta. Qué bueno que existan este tipo de espacios. Ojalá que con esto la gente se anime a experimentar otras visiones y a abrir sus círculos y su mente hacia otras formas de consumo y hacia otras perspectivas de la música. También a explorar más, y a abrir nuevos canales de comunicación que nos permitan a las artes y a la música seguir desarrollando y sacando todo eso que esta ciudad y tanto talento pueden hacer.
Muchas gracias, Nirl.
¡Gracias a ti, Nat!